The Adversiter Chronicle

lunes, 21 de abril de 2014

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: Los psiquiatras de Franco
Los rojos no estaban locos-
Autor: Enrique González Duro
Editorial: Ediciones Península
Edición: Noviembre de 2008

Toda dictadura, revolución o golpe de estado, necesitan de una base teórica que justifique la represión subsiguiente tras culminar en éxito. La dictadura de Franco en España no fue la excepción pese a que una vez conseguida la ayuda de EEUU cosas tales como las justificaciones desde un punto de vista psiquiátrico para represaliar rojos dejaron de ser publicadas y los autores intelectuales de las mismas pasaron a ejercer profesionalmente su labor, es decir: hacer dinero.

Siempre que se toca la dictadura franquista hay posiciones enconadas pero afortunadamente los documentos existen. Por otra parte toda la parafernalia justificadora de la represión desde un punto de vista psiquiátrico procedía y mamaba de las teorías venidas sobre todo de Alemania y leer los argumentos de Vallejo Nájera y López Ibor durante la Guerra Civil y su inmediata posguerra es sumergirse en el macabro universo de la eugenesia y la ciencia médica al servicio del terror y el poder.

Sobrecoge la anuencia de la Iglesia y sus gerifaltes para con las teorías justificadoras de la represión y tal vez después de la lectura del libro y los hechos mostrados podamos entender como curas, monjas y autoridades permitían arrancar bebés de sus madres recién paridas y darles en adopción...

Y es que cuando además de justificaciones intelectuales, un poder del terror las tiene morales, bendecidas por los curas y además justificadas científicamente, la vida pierde todo su valor y sólo es material humano digno de aprovecharse o no.


El libro puede hacer las delicias de republicanos sin república y alterar el espíritu de católicos nacionalistas, pero el lector normal y anodino se encontrará con un aspecto de la Guerra Civil que aporta una visión tratada de ocultar desde los 50´s por el régimen de Franco y poco abordada posteriormente como que el modelo elegido para llegar y mantenerse en el poder por el rebelde general y luego victorioso caudillo era el de la Alemania nazi y el fascismo italiano pero no sólo en el saludo brazo en alto, propaganda y demás parafernalia, también en las justificaciones raciales y no deja de ser irónico que al no ser altos, rubios y de ojos azules, los dos eminentes psiquiatras buscaran una raza hispana de génesis con mezcolanza...
¡El argumento de la supremacía racial para exterminar seres humanos!

Enrique González Duro nacido en La Guardia (Jaén) es un profesional de la psiquiatría desde hace más de treinta años y uno de los más importantes de España así como colaborador habitual de diferentes medios de comunicación que ejerce su labor (2008) en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Y tras los datos sacados de la contraportada, unos breves pasajes que os inciten a su lectura:
La Guerra Civil...
El 7 de octubre de 1936 las tropas nacionales habían reemprendido las operaciones militares sobre Madrid, según una estrategia diseñada por Mola con la aprobación de Franco. Madrid estaba siendo rodeada por el sector occidental desde el norte hasta el sur. Sin embargo, no había urgencia para el asalto final a la capital española.
Lo más importante era la 'limpieza' de los territorios que iban siendo ocupados, mientras las fuerzas republicanas se organizaban como un nuevo ejército popular.
 El enfrentamiento se presentaba como la oposición antagónica entre los dos bandos de una guerra -cruzada y revolución- que se preveía de larga duración. Cada bando exacerbó sus propios esquemas de interpretación de la realidad española para justificar su posición e imponerla al adversario, y así lo que en el bando nacional se tomaba como cruzada se traducía en el bando republicano como revolución. Aunque lo que a simple vista se percibía era el desgarramiento de la sociedad española en una 'guerra incivil' entre dos bandos excluyentes e irreconciliables, tal como se apreciaba en las notas que don Miguel de Unamuno dejara escritas antes de morir en diciembre de 1936, y que no serán publicadas hasta mucho tiempo después: `No son unos españoles contra otros -no hay anti-España, sino toda España, una, contra sí misma. Suicidio colectivo. Lo que los otros llaman anti-España, la liberal, es tan España como la que combaten los unos´. “

Psiquiatría nazi y fascista a la española...
"Finalmente, Vallejo se refería a los casos de 'psicosis fingidas', con fingimiento ostensible de síntomas psiquiátricos, como medida para impresionar a los demás y eludir las responsabilidades.
'Durante la terrible persecución marxista han sido muchas las personas refugiadas conscientemente en síntomas psíquicos patológicos: unos para ingresar en el manicomio y salvar la vida amenazada por las hordas rojas; otros para ser declarados irresponsables y libres de algún procesamiento; bastantes para la consecución de pasaporte para el extranjero; y varios jefes u oficiales del Ejército y de la Marina para no combatir contra sus hermanos de ideología'.
Para Vallejo era un craso error creer que el fingimiento de la locura podía llevarse a cabo con éxito, pues no era fácil engañar a un médico experto. Sin embargo, muchos lo consiguieron, y entre ellos el actual santo José María Escribá de Balaguer, que en los primeros meses de la guerra estuvo ingresado en una clínica psiquiátrica privada de Madrid, en complicidad con el director. Pero el psiquiatra militar afirmaba que en las 14 clínicas psiquiátricas militares montadas en la zona nacional hasta el tercer año de la guerra, la simulación de la enfermedad había sido muy rara.
En el transcurso del tercer año, al llamarse a quintas a gente de más edad o que habían vivido en regiones primeramente marxistas, se observaba un aumento de la simulación. Según Vallejo, los simuladores ignoraban los más elementales deberes sociales y casi siempre eran de escasa inteligencia y muy reducida cultura, que utilizaban el fraude clínico para ' emboscarse' . Por eso eran más frecuentes en agitadores políticos contrarios al Movimiento Nacional. Pero disculpaba a los militares que habían fingido locura para no combatir en las filas republicanas pero era inaceptable la simulación de la locura en los rojos.”

La perspectiva del paso del tiempo...
"Vista con la perspectiva de los más de setenta años transcurridos desde el fin de la guerra española, parece claro que muchas de las penalidades sufridas por los combatientes y la población civil rebasaban ampliamente el problema planteado por los que padecían desequilibrios tipificables, porque de lo que se trataba era de la supervivencia de millones de españoles que se identificaban con los valores representados por la Segunda república. La salud mental de los individuos era un problema real, pero secundario. La mayoría de la población estuvo mentalmente sana, lo que no quiere decir que la salud mental de la población, concebida como algo que se tejía en la telaraña de las relaciones sociales, fuese buena. Aflorasen o no los trastornos individuales, el trastrocamiento de las relaciones sociales, el deterioro de la convivencia era ya un grave trastorno social que había de afectar la identidad social de todo un pueblo.
La tensión y el peligro constantes experimentados en los frentes y en la retaguardia aumentaron aún más tras la guerra, cuando los perdedores no podían ser admitidos sin más en la nueva comunidad nacional que los vencedores querían imponer. El miedo, la angustia y el silencio eran reacciones normales en unas circunstancias anormalmente peligrosas, pero persistieron y aún se acentuaron en la posguerra. ¿Serían aliviados por los psiquiatras vencedores? ¿Y cuáles serían las secuelas a medio y largo plazo? La guerra española y la prolongada violencia política que engendró estuvieron diseñadas para desintegrar buena parte de la sociedad española, para liquidar la cultura del enemigo y desposeerlo de su identidad social. Fue un trauma psicosocial con efectos prolongados difícilmente reversibles: el síndrome de los supervivientes.”

Intelectualidad al servicio del fascismo franquista...
Según López Ibor, al renovado espíritu español le cabía la gloriosa misión de alumbrar   un hombre nuevo, de elaborar el estilo y la actuación de un humanismo nuevo. Para conseguirlo tenía que olvidarse de sí mismo, de sus problemas externos y de sus contradicciones internas, crear una escala de valores d e eternidad y reconquistar, aunque fuese espiritualmente, el Imperio perdido. Lo que era posible a través de la religiosidad intrínseca en el auténtico vivir español y adoptando ' el mundo religioso' como forma de vida social.
'España no tiene otra posibilidad histórica que la de seguir siendo ella misma: mantener su forma de vida, que, en definitiva, es mostrarse sobre una forma de vida genuinamente católica: esa es la luz de Trento'. López Ibor pedía que la teología impregnase el nuevo ser de la cultura española, y que también inspirase la nueva psiquiatría española. Y a los rojos había que recatolizarlos.”

Libro interesante en suma para quienes desean sumergirse en la Guerra Civil bajo un prisma psiquiátrico y recomendable para mozalbetes de clase alta que juegan a falangistas en bares de copas, interesados en saber la base científica de la represión franquista e ideal para la suegra contándole que habla de Stalin...

¡Que deliciosos momentos de jolgorio y jarana interior cuando descubra que en realidad habla del añorado generalísimo y sus adláteres psiquiátricos!

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV

http://theadversiterchronicle.org/

 

theadversiterchronicle@hotmail.es
 



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