The Adversiter Chronicle

jueves, 30 de julio de 2015

"TELEMIERDA INC.", suplemento televisivo cutre


Con la colaboración de Mars El Grouchu en exclusiva para The Adversiter Chronicle

CÁMBIAME
Dentro del hedonismo que va calando en la sociedad emanando desde la juventud y su culto a estar guapo resultaba inevitable que surja un programa de estilismo o saber vestir, cosa que no tiene nada de malo puesto que hay personas humanas que por distintas circunstancias no se encuentran a gusto con su imagen y con su forma de vestir...


Uno, que sigue siendo inocente televisivamente hablando, encaraba el encargo de cubrir el artículo dedicado a la novedad más llamativa del verano en la programación de los distintos diales de “TELEMIERDA INC.” y además en una franja horaria difícil, entre el final de los matutinos y las noticias de las tres de la tarde donde la oferta se limita a series animadas para adultos, concursos de más o menos fortuna en la ruleta, noticieros autonómicos y estatales adelantados una hora y la propuesta de Tele5 que es Cámbiame.


Si no me pagaran por palabra, podría reducir el artículo a un escueto párrafo que dijera que estamos ante un programa para frikis con presentadora monona y tres frikis más que son estilistas para cambiar la imagen del afortunada o afortunado elegido por ellos para seguir siendo friki pero con estilismo...


Lo presenta Marta Tomé, que de primeras está de toma pan y moja porque le queda muy bien el pinta labios, sus facciones recuerdan a la Reina y el pelo le da un toque sexy muy estimulante. A medida que habla y según el ánimo con el que afronta la presentación hay algo en ella de falsete, de profesional que cumple su papel de presentadora pero como que no se cree muy bien el producto que presenta, pero reitero que resulta estimulante y queda tan colorida de colorete como el decorado falsete.


Luego tenemos al equipo de estilistas con esa efigie popeyera de
Olivia Popeye que una mirada detenida podría acusar de anorexia y donde la expresividad facial de registros variados que van desde la sorpresa hasta el pasmo pasando por la alegría sin desdeñar la tristeza. Yo la encuentro algo sobre actuada y en las ocasiones en que la he visto la mayoría de las veces parece más que actúa que ser ella misma, hablo de Natalia Ferviu


El segundo del trío es Pelayo Díaz que ora parece hetero ora parece no hetero. Ora parece bien vestido ora parece que no se sabe vestir o más bien definirse y que nos permita definirle a los demás. Pero el tipo, al igual que sus compañeras, termina siendo0 agradable al espectador siempre que sigas el juego propuesto.


La tercera en discordia, que es en realidad concordia, es Cristina Rodríguez, belleza madura de delirante estética, algo sobre actuada en la mayoría de las ocasiones, que cuando se pone el moño despierta oscuras pasiones de oscuro macho alfa, que cuando se escota terminaría por volver locos a los miembros del colegio cardenalicio que no sean pederastas...
En mi patético caso, logra en ocasiones que sienta repulsión y en otras estimulaciones eréctiles que ya creía perdidas...


En una primera fase vemos desfilar por una pasarela móvil a distintos especímenes donde entre el frikismo que son se pueden hacer tres grandes grupos: el de quienes van a contar una especie de monólogo más o menos ocurrentes y recurrentes que más bien parece que esperan captar la atención de algún productor o productora de programas para que les den una oportunidad de ganar dinero siendo graciosos.


En segundo a verdaderos traumas mentales que son pajas en realidad y que parece que no tienen otra cosa mejor que hacer que ir a hacer el canelo en la pasarela y si toca la flauta tener un minutito de gloria televisiva.

El tercer gran grupo es el de gente que realmente cuenta un problema que le afecta a la imagen que tienen de sí mismos, de esos en que realmente el aspecto estético sirva de complemento a una recuperación de un mal trago, esos malos tragos que nos vemos obligados a beber en nuestro periplo vital.


El problema es que tras varios visionados sigo sin entender tal criba porque no aparece un criterio claro de definir al afortunado o afortunada para cambiar de imagen, lo cual hace que veamos esta primera fase con ánimo de escarnio en estética ajena y terminemos cayendo en hacer apuestas con la parienta sobre a quién elegirán aunque la mayoría de las veces lo que esperamos es que alguno se hoste por la inercia de la pasarela o que la engulla en la mejor tradición china de las escaleras mecánicas...


La segunda fase del concurso ya elegido el sujeto o sujeta a esteticiar, consiste en asistir a
su supuesto proceso de cambio que es en realidad hacer la fantasía de la clase consumista obrera de ir a tiendas chic y que se pruebe cual Cenicienta distintos vestidos y vestimentas que no acaban de convencer a la persona interesada. En realidad es un acto de soberbia y orgullo de los estilistas que no desvelan en esta fase lo que van a hacer y terminan con la coletilla de “ya sé que te voy a poner aunque no sea de tu agrado” y demás de un extenso repertorio de naderías que buscan, reitero, que nos rindamos finalmente al talento del trío a la hora de ser asesores de imagen...

Hay que citar que en ocasiones sin llegar al final de la pasarela sí que en un pispás obran el supuesto milagro estético cambiando peinado con un secador, sacando una blusa que se lleva por dentro o simplemente cambiando de zapatos.

El momento cumbre llega con la entrada en plató del sujeto o sujeta ya estilizado estéticamente sin que falten plañideras lágrimas de emoción de familiares, parejas o allegados siendo el clímax la entrada sin que el sujeto o sujeta se hayan visto en el espejo en el proceso de metamorfosis estética.

Y es que la emoción o interés del espectador radica en los comportamientos hedonistas de los estilistas y el comportamiento y reacción del sujeto o sujeta ante su cambio mientras recibe aplausos y parabienes del público, expresiones y muecas de los estilistas que suenan a falsa emoción y sorpresa para terminar en una apoteosis de lágrimas del sujeto o sujeta que mientras llora de alegría parece que se pregunta cómo cojones peinarse, maquillarse y vestirse así en su rutina diaria.


La sensación final para el espectador es el axioma de que aunque la mona se vista de seda, mona se queda y el rimbombante envoltorio del formato termina siendo pasar el tiempo viendo frikismo antes de las noticias y sentarse a comer logrando ese efecto que buscan los formatos veraniegos que es un producto para todas las edades que hay menores en casa y que permite o bien echar unas risas o bien quedarse pasmado tras volver del curro tras ocho horas bregando y ver que hay congéneres que realmente están como una cabra pero ganan más en dos horas que uno currando ocho y casi todos los días.
 
Formato agradable pero que no deja de ser una muestra más de ese hedonismo inducido por el consumismo y ese preocupante culto al cuerpo y estar guapo de una juventud ya algo talludita que termina empapando a todas las clases sociales que consumimos televisión y cuya virtud como bien general es que permite a anónimas personas sentirse el centro de atención aunque personalmente sigo pensando que más allá de verdaderos motivos estéticos, que los hay en muchos casos, el mejor estilista es nuestro espejo y nuestro gusto pese a que
 antes se ponía uno guapo para intentar ligar y echar un casquete y ahora se lleva echar un polvo para decirte lo guapo que estás...

Si no me creen, vean el programa, y luego, hablamos.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

http://theadversiterchronicle.org/ 

 
 
 
 
 
                                                                  


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