The Adversiter Chronicle

sábado, 12 de marzo de 2016

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle


Libro: El expediente Einstein
El FBI contra el científico más famoso del siglo XX -
Autor: Fred Jerome
Editorial: Editorial Planeta S. A.
Traducción: Juan Mari Madariaga
Edición: 2002
Hay un par de razones para recomendar el libro que traemos hoy, la primera que Einstein sigue siendo actualidad gracias a los avances en la tecnología y las ciencias que demuestran lo acertado de sus teorías; la segunda pero no menos importante que la primera, si no más, que el mundo injusto y cruel que trató siempre de combatir sigue por desgracia plenamente presente con refugiados , injusticias sociales y la fuerza bruta como argumentos a la hora de hacer políticas entre naciones...

Mayo de 1945, la Alemania nazi ha sido derrotada pero EEUU sigue adelante con su proyecto de bomba atómica para utilizarla contra el irreductible Japón que sigue combatiendo pese a que su derrota militar es inevitable desde hace tiempo. Los científicos que trabajan en el proyecto estadounidense, refugiados del fascismo y el odio racial, se sienten defraudados ya que ellos contaban dotar a EEUU del arma atómica antes de que los nazis lo lograran y no ven sentido en un arma apocalíptica que ya no es necesaria ante el fin del Reich de los mil años y el suicidio en su búnker de Berlín de Adolf Hitler...
Muchos de ellos no dudarán en pensar que es necesario que la URSS disponga también del arma atómica para contrarrestar el recién adquirido poder destructivo nunca visto hasta entonces...

Un hombre, jefe del FBI, tiene claro que uno de sus fines en la vida es derrotar el comunismo infiltrado en todos los estratos de la sociedad de EEUU contando para ello con el valioso apoyo de un congresista que daría lugar a toda una época: la caza de brujas. Hoover utilizará todos los recursos del FBI y de otras agencias gubernamentales para tratar de incriminar a Einstein como comunista no confeso y lograr denegarle la ciudadanía y deportarlo, pero a diferencia de otras víctimas de la caza de brujas, su popularidad será un impedimento para lograr tal objetivo y que requerirá durante cinco años los recursos humanos y técnicos del FBI sin lograrlo...
Esta es la historia de aquella persecución secreta de Hoover y su FBI contra Albert Einstein.

Fred Jerome es asesor del Gene Media Forum de la Facultad de Comunicación de la Syracuse University. Sus artículos y editoriales han sido publicados en diversos medios, incluyendo el New York Times y Newsweek . Como periodista en el sur de Estados Unidos durante los sesenta cubrió la eclosión del movimiento por los derechos civiles y, más recientemente, ha enseñado periodismo en la Universidad de Columbia y otras universidades del área de Nueva York. Creó el Media Resource Center, un aclamado servicio de enlace que ha puesto en contacto a miles de periodistas con científicos.
Datos actualizados al año de edición y sacados de la contraportada como es habitual, pero ya sin más unas breves pinceladas que os inciten a su lectura...

Einstein...
Lo que más me gusta de Einstein es que era un inconformista, un alborotador, un rebelde frente a la autoridad. Sin entender del todo sus teorías científicas, entiendo como casi todo el mundo que fueron decisivamente importantes, que transformaron de arriba abajo nuestra visión del universo y prepararon el terreno para todas las grandes modificaciones tecnológicas del siglo XX, desde la exploración del espacio hasta los ordenadores, incluyendo para lo bueno y para lo malo, la energía nuclear. Pero para mí lo más admirable es que se negó a adecuarse a un molde. No usaba calcetines. Hablaba a los niños como si fueran adultos. Y también en política, cuando el pánico rojo de los años cincuenta silenció a una generación, Einstein siguió hablando claramente y en voz alta. Peligroso. Y doblemente peligroso debido a su atractivo universal para el público. Incapaz de destruirlo o intimidarlo o de impedirle hablar contra la injusticia mientras estaba vivo, las autoridades encontraron otra forma de apagar su voz: después de su muerte, lo convirtieron en un santo inocente.”

Una estrella mundial en EEUU...
El estatus de Einstein como celebridad internacional había sido siempre un enigma para él, lo que no significa que no disfrutara con la atención del público. Nunca se negó a una entrevista y parecía divertirse bromeando con la prensa. Los periodistas disfrutaban con sus respuestas concisas e ingeniosas. Pero Einstein no veía ninguna razón lógica para que cada uno de sus movimientos atrajera tantos aplausos del público. Al comienzo creyó que se trataba de una moda pasajera que se desvanecería pronto y daría paso a otra estrella. Pero su popularidad seguía creciendo año tras año. Tras la prolongada ovación de la élite de Hollywood en el estreno de `Luces de ciudad´, le preguntó a su amigo Chaplin si le podía explicar la razón de esa celebridad. El genio del cine le respondió: `<<La gente me aplaude porque todos me entienden, y a tí te aplauden porque nadie te entiende>>. “

Apoyando la causa contra el racismo y los linchamientos...
Si Einstein y los demás miembros del comité habían pensado que su prestigio pondrían freno a los linchamientos, iban a llevarse pronto una desilusión. La inhibición absoluta del presidente, el fiscal general y los funcionarios del gobierno a todos los niveles, sin emprender acciones contra las autoridades del estado y de la ciudad, sólo propició más terror. Los racistas violentos no podían haber esperado una luz más verde que el informe del FBI. En todo el Sur se desencadenaron disturbios, en los que a menudo participaban policías, y una oleada de linchamientos dirigidos principalmente contra veteranos de la segunda guerra mundial.”

Tratando de investigar el pasado rojo de Einstein...
Cada vez que los agentes de Hoover confeccionaban un resumen de las organizaciones del `frente rojo´ en las que participaba Einstein, la lista era más larga. Durante varios años, a comienzo de los cincuenta, ese listado `subversivo´fue creciendo en casi un nuevo grupo cada mes. Eso no significa que Einstein se incorporara a tantas organizaciones durante los últimos años de su vida, sino que a medida que el hoover-macartismo extendía su poder, la Junta de Control de Actividades Subversivas y el HUAC (las autoridades sobre grupos `subversivos´) iban ampliando su catálogo. La Cruzada Americana para poner Fin a los Linchamientos, por ejemplo, aunque se había creado en 1946, no se incluyó en la ficha de Einstein hasta 1953. Al igual que ésta, muchas de las últimas adiciones a la lista de Einstein correspondían a grupos que defendían la igualdad racial.”

McCarthy...
Pero de todos los críticos liberales de McCarthy sólo Einstein llamó públicamente a la desobediencia civil, a la negativa a cooperar con los investigadores. Si se hubiera limitado a mover desaprobadoramente la cabeza condenando el macartismo, el New York Times, el Washington Post y otros medios liberales sin duda lo habrían aplaudido. Por el contrario, llamó a desobedecer las leyes, desafiando al sistema. No era sólo una crítica, era un plan de resistencia. Como se trataba de Einstein, su llamamiento a la confrontación alcanzó los titulares de los periódicos dos veces en seis meses y le pusieron al frente de la creciente protesta contra el pánico rojo. Pese a su insistencia de que no era y no se iba a convertir en un activista político, el desafío público de Einstein a los comités era una bomba política.”

Legado político...
El legado político de Einstein ha sufrido una doble desventura histórica. En primer lugar, para Hoover, el izquierdismo de Einstein era una mano muerta. Tras coleccionar
una tonelada de pruebas para `demostrar´lo que Einstein habría contado con facilidad a cualquiera -que había apoyado a un gran número de organizaciones radicales-, Hoover se dio cuenta de que no podía utilizar públicamente esa información. Sin algo más sustancioso, como una conexión con el espionaje, Einstein era simplemente demasiado popular y no se avergonzaba de sus principios. Para casi cualquier otra víctima del FBI -un maestro de escuela o un sindicalista que se negara a firmar un juramento de lealtad o a revelar nombres- la etiqueta de `filocomunista´ podía costarle el empleo, como sucedió en muchos casos. Pero en el caso de Einstein, si se había unido a esos grupos no era para salir los sábados por la mañana a repartir octavillas a la puerta de un supermercado. Su contribución consistía precisamente en sumar el prestigio de su nombre a sus programas, tan públicamente como fuera posible.”

Libro para sumergirnos en una época oscura donde el miedo al comunismo y la paranoia inducida reinaron causando tragedias humanas, convirtiendo a los compañeros en chivatos y bajo el lema de que quien no apoyara la persecución es que era rojo en un país cuna de libertades donde su ciudadano más celebre era investigado para tratar de expulsarle del que era su país. Un Einstein que si hoy pudiera ver el mundo seguramente estaría con los refugiados sirios, contra los restos del comunismo que aún existen y con los millones de seres humanos que padecen hambre o persecución por su raza, su religión o simplemente el color de su piel. Recomendable para amantes de biografías, interesados en la Guerra Fría y lectores en general que quieran saber un poco más del tipo más famoso de los últimos tiempos, Albert Einstein.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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