The Adversiter Chronicle

martes, 15 de mayo de 2018

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: Los Rockefeller -Una dinastía americana-
Autor: Peter Collier y David Horowitz
Editorial: Tusquets Editores S. A.
Traducción: F. Martín
Edición: Enero 1987

Si hay un apellido incrustado en la memoria colectiva que sea sinónimo de riqueza y fortuna, sin duda es el apellido Rockefeller pese a que nada sepamos del mismo. Y de ese apellido y lo que ha significado trata el libro, no apto para buscadores de intrigas y refriegas familiares, es la crónica de una dinastía que ha dejado su huella en los EEUU durante todo el siglo XX y gracias a la labor filantrópica el loable intento de mejorar la existencia de quienes menos tienen a la vez que se fomenta el desarrollo social y económico. Una dinastía y una institución que surge en la época del nacimiento de la industria del petróleo y el capitalismo sin humanidad que dio lugar a las grandes fortunas de los EEUU entre la segunda mitad del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX. Sin embargo, cuando el capitalismo sin humanidad tuvo que ceder ante la presión social, el patriarca y fundador de la dinastía, encontró en la filantropía una manera de lavar la imagen del apellido, labor que continuó su hijo y con más o menos fortuna la tercera generación...

Peter Collier y David Horowitz se conocieron a principios de los años setenta, cuando aún estudiaban en la Universidad de California, Berkeley. Juntos empezaron también a trabajar como redactores en la célebre revista de la Nueva Izquierda norteamericana Ramparts. Collier y Horowitz tuvieron la idea de preparar un ciclo de tres biografías de familias que retrataran las tres grandes esferas de influencia religiosa sobre la vida política y económica norteamericana. La tradición protestante vendría representada por Los Rockefeller; el segundo volumen, dedicado a la tradición católica de origen irlandés, sería Los Kennedy y el tercero una biografía dedicada esta vez a una familia de tradición judía: la de los Ford. Unas biografías que han sido reconocidas como un trabajo magistral, mezcla de estudio histórico-crítico, libre de todo compromiso, y de apasionante narración, auténticas sagas en la mejor tradición anglosajona.
Datos del año de la edición y sin más, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Una etiqueta para un apellido...
"A pesar de ello, era a Rockefeller -que se confesaba paciente y conservador- a quien el público identificaba como símbolo de un sistema económico despiadado, tranquilamente sentado sobre una silla de montar uncida a la humanidad; al margen de su vida privada, el John D. Rockefeller que conocían, había inventado una nueva modalidad de poder económico -el trust corporativo- en un país cuya savia principal eran los negocios. Y la amenaza de la que era paradigma no correspondía a la del pirata que actúa al margen de la norma social, sino a la del poder injusto e incontrolable intrínseco en esa propia norma. En cierto sentido, representaba el propio sistema llevado a su último extremo lógico e irremediable: el del competidor que destruye sin piedad a la competencia. No es fortuito que la época que Mark Twain denominó Edad Dorada eligiese a John D. Rockefeller como el norteamericano representativo.”

La filantropía como sello del apellido...
Según la ley del péndulo, comenzaba a producirse la tendencia inversa de la reacción pública frente al apellido Rockefeller, dándose un cambio de opinión que parecía espontáneo, pero que en el fondo era el resultado de una labor impresionante. Paso decisivo en la estrategia fue la decisión de abandonar la política de silencio que siempre había seguido la Standard, , política muy bien resumida en una máxima del abogado personal de Rockefeller, Starr J. Murphy: `No destapar superficie innecesaria´. En 1907, la compañía contrató a un periodista, Joseph I. C. Clarke, como agente de publicidad. Fue un paso audaz, no simplemente por el hecho de que Clarke fuese el segundo relaciones públicas en la historia de la industria norteamericana (el primero y reconocido maestro de la especialidad, Ivy Lee, se convertiría ulteriormente en incondicional de Rockefeller, pero por entonces trabajaba en la compañía ferroviaria Pennsylvania), sino, lo que es más importante, porque significaba que a partir de entonces el trust y su creador pasaban a la ofensiva.”

Rockefeller Center, el legado de Junior...
"La situación económica dificultaba la financiación. Hasta para un Rockefeller resultaba difícil aquel proyecto calculado en 120 millones de dólares, 45 de ellos procedentes de un crédito de la Metropolitan Life Insurance Company con aval personal de Junior, y el resto reunido a pesar de las brutales pérdidas que implicaba. Junior llegó un día a las oficinas de Wallace Harrison, arquitecto jefe del Centro y quien, además, había captado a la RCA como primer inquilino. Harrison, al notar preocupado a Rockefeller, le preguntó qué pasaba, a lo que Junior contestó que había tenido que vender algunas acciones de la Standard de Nueva York a dos dólares. Sin embargo, poco a poco la edificación fue ganando altura. En 1933 se inauguraba el edificio de la RCA y Junior lo celebró trasladando las oficinas privadas de la familia del edificio de la Standard Oil en Broadway 26 al piso 56 de la Plaza Rockefeller número 30. A partir de ese momento la Oficina sería la suite 5.600.”

La Guerra Fría...
El propio ambiente -social, político y financiero- en el que se movían los Rockefeller lo constituían tales individuos e instituciones, conformando un sistema privado de poder organizado que dictaba la vida económica, política e intelectual de EEUU. Para los Hermanos, lo mismo que para quienes les rodeaban, la guerra fría fue el momento en que su influencia había sido realmente integral. Muy distintos a la década de crisis que siguió, aquellos años fueron un momento embriagador de triunfo nacional, una época en la que Estados Unidos era la primera potencia mundial y a su generación le tocaba por derecho propio el turno de rehacer el mundo a su propia imagen y semejanza. Nelson era el Rockefeller más inmerso en la corriente de aquella visión y el más decidido a ocupar el centro absoluto, pero incluso el hermano menos parecido a él tampoco se hallaba muy apartado de semejante posición.”

Un Rockefeller gobernador de Nueva York...
"Los que habían colaborado con él en política durante veinte años comenzaban a ver una faceta nueva en Nelson, un Nelson muy distinto al joven cuyas faltas de antaño únicamente parecían imputables a su entusiasmo exacerbado. Se había vuelto irritable y cerebral y ahora sus rasgos primordiales eran la venganza calculadora y una ambición mezquina. Mandaba en Nueva York como un faraón redivivo, con halagos, adulaciones, amenazas e intimidaciones a los congresistas para que apoyasen sus programas sin reparar en los medios para lograr sus fines, y no fue casual que regalase al poderoso congresista Meade Esposito un grabado de Picasso que el político había elogiado ni que despojara a Robert Moses de su poder.”

Muerte de uno de Los Primos en Nueva Guinea...
El 18 de noviembre, después de varias semanas de trabajo de campo, Michael Rockefeller y Wassing decidieron viajar a un pueblo importante del otro lado del río South Eilander, pero en lugar de hacerlo a través del complejo sistema de vías fluviales, prefirieron ganar tiempo costeando por mar para luego remontar el South Eilander. Los comerciantes de la región les habían advertido del peligro de ese viaje y, efectivamente, a medio camino, una gran ola volcó el catamarán, mojándose el motor y perdiéndose la mayoría de los apuntes de Michael. Los dos hombres se mantuvieron a flote durante la noche agarrados a los restos de la embarcación que, lentamente, fue arrastrada hacia alta mar por la corriente. A la mañana siguiente, Michael se dispuso a cubrir a nado los veinte kilómetros que les separaban de la costa. Wassing le suplicó que no lo hiciera, señalándole que con aquellas aguas infestadas de caimanes y tiburones era prácticamente imposible alcanzar la costa. Pero, como explicaría posteriormente el antropólogo holandés: `Me escuchó, pero yo sabía de antemano que estaba decidido a intentarlo. No había manera de hacerle cambiar de idea´. Se quedó en calzoncillos, se ató las gafas a la nuca, se sujetó a los hombros unas latas vacías de gasolina para flotar, miró a Wassing por última vez, y con un `Creo que lo conseguiré´ se tiró al agua. No se le volvió a ver.”

Biografía de 1976 que nos brinda un retrato del apellido Rockefeller y su trayectoria a través de cuatro generaciones y que como todo organismo vivo, termina por diluirse sin llegar a desaparecer. Retrato de una trayectoria filantrópica pero también del poder e influencia que otorga el dinero, siempre entre la disyuntiva de conciliar el origen de la fortuna familiar con las contribuciones filantrópicas pero también las tribulaciones y consecuencias de pertenecer y ser un Rockefeller. Libro ideal para amantes de los entresijos que han configurado el siglo XX en lecturas reposadas de periodo vacacional, convalecencias o simplemente disfrutar del placer de la lectura. Podéis regalar a la suegra un ejemplar lo cual nos deparará hilarantes momentos cuando piense que se trata de un tratado de queso roquefort...
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

http://theadversiterchronicle.org/
 


 
                                                    

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